Puntuación del crítico: 8 | Uno de los juegos más originales, raros y curiosos que he tenido la oportunidad de probar en bastante tiempo. Eres Chibi-Robo, un androide de cuatro centímetros. Tu misión es sembrar de flores y verdor un inmenso parque, para llenarlo de visitantes. Para ello, has de alegrar a las flores poniéndoles música, regarlas... . Pero tienes tus limitaciones: el robot funciona con batería, y cada cierto tiempo tiene que ir a recargarse. Esto es, aparentemente, todo el juego durante los primeros cuarenta minutos... . Después, empieza a despuntar una historia: el delicado robot deberá enfrentarse a las hordas de un metálico villano contaminador. Y entonces empiezan a aparecer más objetos, acciones y personajes en el juego. Para ser claros, es una mezcla de Animal Crossing o Harvest Moon con un juego de acción y aventuras. Pero lo mejor es huir de definiciones: es un juego inclasificable. Nuestros quehaceres se dividen en días, con mañana, tarde y noche, y nos moveremos entre dos espacios: el parque, que deberemos llenar de verdor, arar las zonas poco fértiles para posibilitarlas a nuestra labor, y conseguir nuevos objetos o habilidades que nos permitan avanzar; por otro lado está la ciudad, donde podremos comprar comida, vender flores, indagar en el alcantarillado, conseguir objetos de lo más diversos (muchos de ellos, inútiles) y trabar amistad con unas curiosas marionetas que se unirán a nosotros y nos ayudarán tanto a avanzar por el parque (por ejemplo, reparando un puento destruido) como a utilizar objetos. Al objetivo principal de ir plantando cierto número de flores para obtener una nueva misión, se irán añadiendo otros más complejos, como encontrar cosas perdidas en la ciudad que nos ayudarán a avanzar paralelamente en la trama y en nuestra labor. El juego nos da una libertad total para actuar. Podemos decidir qué hacer cada día, diseñar el parque a nuestra manera, y realizar prácticamente todas las acciones en el orden que deseemos. Esto lo acerca mucho a los juegos de gestión estratégica como Harvest Moon. Por otra parte, hay retazos de juego de acción. Cabe mencionar su sentido del humor, bastante divertido, y el aura entrañable de sus simpáticos personajes. Su banda sonora funciona con corrección, aunque resulta molesta ese uso de vocecitas metálicas que desgraciadamente ya sufrimos en el Star Fox de DS. Gráficamente es vistoso, colorido y bonito. Ahora toca hablar de lo malo: el uso incómodo de la cámara, que por momentos puede llegar a molestar bastante; el abuso de líneas de texto, sobre todo a la hora de recargar la batería y grabar la partida puede hacerse bastante pesada; y, cómo no (ya es una queja típica en los que poseemos la consola) se echa de menos un modo online, y no digamos ya un multijugador, que nos diera la posibilidad de visitar los parques de otros jugadores y compartir ecológicas tareas. A pesar de estos notorios fallos, un juego excelente, de lo mejor que ha salido en DS en los últimos meses. Siempre se agradecen estas propuestas experimentales, originales y extrañas, que a los jugones de la vieja escuela nos hacen rememorar aquellos perdidos tiempos en que todo lo que jugábamos nos parecía novedoso e insólito. Gran apuesta que ha salido redonda a los chicos de Skype.
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